ESCALETA
Ferrana | 1 |
Tibi va al balneario para investigar la pista de Nuria. Nuria le dijo a Pablo que había «mucho más» y que el Balneario es un lugar clave. Hablaría más a cambio de protección-inmunidad. Ve a Tarik y sabe que éste operó a Salva, así que ata cabos. Deduce que: Tarik está implicado, y si ha operado a Salva es para no perderle la pista. Además, si ha conseguido hacer esa operación es porque alguien en la policía (de cierto nivel) está implicado. |
Pilar | 2 |
Esperanza busca trabajo. Salva sigue a Espe y se da cuenta de que alguien la sigue. |
Isabel | 3 |
Tibi le pide ayuda a Salva. Tibi lo hace porque no se fía de la policía. Salva acepta porque teme por Esperanza. Además Tibi se lo confirma: estáis en peligro. |
Paco | 4 |
Inauguración del balneario. Salva ha acudido por instrucciones de Tibi para pedir una cita a Tarik. Allí coinciden Esperanza (ha ido a pedirle trabajo a Tarik, ajena a todo lo que sucede) y Lucía (como pediatra ha sido invitada). Hay mucha gente allí, así no sonará forzado. Hay un encuentro incómodo entre los tres (Salva, Espe y Lucía), aunque Salva y Espe no saben uno del otro. Espe hace pregunta a SAlva por qué está allí, y él miente. Ella reconoce sus mentiras, y decide que no quiere más mentiras en su vida. Se marcha con Lucía. |
Elia | 5 |
Pablo Milanés no encuentra a Nuria por ninguna parte. Ésta ha fallado a su cita. |
Carlos | 6 |
Salva acude a la cita y pone los micros. (esto no lo anotamos ayer, pero lo siento, para mí es una escena importante, no podemos hacer una elipsis). |
7 |
Tibi o Pablo captan una conversación con los micros que da la pista de que podrían haber tráfico de órganos (que no quede demasiado claro). Tarki acuerda una entrega en un lugar y hora |
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Ana | 8 |
Pablo en un informe policial cuenta a posteriori la detención. Nuria apareció en el hospital sin órganos, vacía por dentro (esa expresión queda bien para definir al personaje, verdad?) |
Teresa | 9 |
Despedida Esperanza-Salvador en una escena que recuerda la inicial. |
Fran | 10 |
Pablo guarda el informe en el sobre amarillo. |
1.- FERRANA
SIN TITULO
Tibi decidió visitar el Hospital del Mar, con el propósito de averiguar si Nuria estaba en lo cierto en sus sospechas. La mujer había sido muy reservada en su declaración ante el inspector Milanés; sólo hablaría a cambio de inmunidad y protección, pero Construmar era la punta del iceberg, y ocultaba algo mucho más grande. Ante las preguntas de Milanés, silencio hermético. Sólo un lugar: “Hospital del mar”.
Para no ser reconocido, Tibi se caracterizó con el uniforme de guarda jurado. Un día, ya tarde, se coló en el edificio. Los pasillos estaban iluminados con las luces de emergencia pero no obstante, creyó ver la silueta inconfundible del doctor Tarik. Amparándose en la semi penumbra, procuró darse el encontronazo-confiado en el anonimato que le proporcionaba su disfraz- y de esa forma, salir de dudas. En efecto, era el doctor Tarik,
Tibi fue recorriendo las instalaciones del edificio a punto de su apertura, y pudo apreciar el alto nivel de sus dependencias, su gran valor ornamental. En sus pasillos no faltaba ningún detalle: cuadros con flores en sus paredes, fotografías de actores a los que se les había practicado la cirugía estética, apliques de luz simulando aves marítimas; y en el suelo del pasillo, baldosas de transparencia cristalina. Las salas de estar bien equipadas, con cómodos sillones de colores suaves, cortinas que se movían voluptuosas acariciadas por la brisa marina y una notable cantidad de plantas ornamentales, adornaban la estancia dando sensación de calma y placidez. La cocina equipada con el material más avanzado, vistas al mar y fogones de vitrocerámica, así como luces en el techo que desprendían gran luminosidad pero sin llegar a castigar la vista. Los cuartos de baño no se quedaban atrás. Grifería dorada, paredes y suelo de mármol, servicios de diseño y espejos que cubrían la pared de los lavabos a lo alto y a lo ancho. Procuró husmear en todas las dependencias pero al final de un largo pasillo, se topó con una puerta que estaba cerrada a cal y canto, aunque no por eso desistió de averiguar cuanto más mejor; así es, que decidió contactar con algún empleado. Fue tanteando el terreno hasta que entabló conversación con el guarda jurado, ya que estaba seguro que éste no le podía conocer de nada, por tratarse de una persona de origen extranjero cosa que dedujo por su acento.
Después de recorrer gran parte de las dependencias, antes de marcharse y viendo la salida despejada, se acercó al guarda jurado.
-¿ Qué, cómo va el trabajo?
-Hombre, bien, a no ser por algunos personajes un tanto extraños que se han dejado caer por aquí, nada más que objetar.
-¿Y por qué cree usted que son extraños?
-Hombre: sujetos vestidos con turbantes, pantalones bombachos, chilabas, mujeres cubiertas hasta los ojos... a mí todo esto me parece extraño, además, van cargados con unos equipajes como si fueran actores que estuvieran rodando una película. Entonces yo me pregunto: ¿esto es una clínica o el plató del rodaje de una serie de misterio?
Tibi abandonó satisfecho el Hospital del Mar ya que vio allí un gran filón para sus pesquisas.
2.- PILAR
Esperanza estaba pensativa, no podía seguir en aquella situación. Su vida y su corazón estaban desordenados; debía decidirse por algo.
Lo más importante primero era buscar un trabajo que la mantuviera ocupada, y después ya se sentaría a pensar que era lo que podría decidir con su corazón.
Salvador, seguía insistiendo en continuar su relación, pero ella no quería volver a verse entre mentiras y líos que no podía descifrar.
Sonó el teléfono
-Hola, Lucía, cómo estás.
- Estoy dándole a la cabeza. He decidido buscar trabajo. Para ser más independiente. Sé que es difícil, pero lo necesito.
- Me parece muy bien, precisamente ahora están buscando gente para el Hospital del Mar Tú eras fisioterapeuta… seguro que hay algo para ti.
-Sí, pero hace mucho que no trabajo. Para poder ejercer, tendría que hacer el curso de reciclaje y ponerme al día de todas las novedades.
- El otro día, oí por la radio que en la Universitat Jaume I, van a iniciarse unos cursos de fisioterapeutas cortos, son para la gente que ya tiene la carrera y quiere actualizarse.
-Eso es lo que necesito. Gracias lo mirare.
-Dicen que pronto será la inauguración… seguro que tienes suerte.
-Gracias. Para mí, si lo consiguiera seria una preocupación menos. Un beso.
Parece que las cosas del trabajo tienen una posible solución, ahora tendría que pensar más en la parte del corazón.
Salvador seguía queriendo a Esperanza, y no podía dejar de pensar en ella. De pronto la vio paseando por la calle Mayor. Decidió seguirla, tal vez tuviese a alguien en su vida y ese fuera el motivo de su desdén. Se fue tras ella escondiéndose en los portales para no ser visto, pero de pronto observó que alguien hacia lo mismo. Era un hombre de mediana edad, con cara de malas pulgas, y una gabardina marrón. Decidió seguirlo. Efectivamente él también iba detrás de Esperanza, pero con otras intenciones.
Esto le hizo pensar, que la vida de su mujer y su hija podrían estar en peligro. Tal vez él era culpable. El que la seguía, quizás le había reconocido, a pesar de esta operación tan perfecta. Hablaría con la policía.
Esperanza fue a la universidad a inscribirse. La administrativa le dijo:
-Tiene suerte, el curso empieza hoy y aun hay plazas, si se inscribe, podría empezar. Es un curso intensivo de dos semanas.
Presentó los papeles y comenzó su reciclaje.
Un día Esperanza se encontró con Lucía y ella le dijo.:
-Me han invitado a la inauguración del Hospital del Mar. Me acompañarás?.
-Sí, encantada.
-Pues ponte bien guapa que debemos aprovechar la ocasión.
-Lo intentaré, gracias. Ya quedaremos.
3.- ISABEL
Es primavera en Rumanía, los árboles del huerto de su familia están en su mejor momento de esplendor, flores blancas, rosas, amarillas, que en pocos meses darán sus frutos. Aunque para entonces él ya no esté disfruta de esa vista y de su olor junto a la mujer que ama. Dan largos paseos y se esmera en enseñarle los rincones donde pasó su niñez, viajan en tren, cosa que a ella le entusiasma, y desde la ventana le señala las ruinas y los castillos que pertenecieron a tiempos mejores. Cuando regresan a casa, después de cenar, la envuelve con el sonido de aquel viejo violín con el que aprendió a tocar y le demuestra lo mucho que la ama...
De repente se oye un móvil y casi resbala de su sillón. Si, ese sillón tan cómodo que consiguió para su oficina y que tanto le ayudaba a pegarse unas siestas increíbles. Tan increíbles como aquella que acababa de disfrutar junto a Esperanza, la mujer de su vida y que sólo en sueños lograría tener a su lado. Desde el día que la conoció se quedó "prendado", como dicen en España, de aquella mujer triste y solitaria que daba largos paseos para olvidarse del hombre que la había abandonado cuando más vulnerable se sentía. Ella entonces no sabía quién era en realidad ese hombre que aparecía siempre en los momentos más oportunos y que la acompañó al hospital desde la vía verde para llegar a dar a luz a la hija que llevaba dentro. Cómo hubiese deseado ser el padre de esa criatura hermosa...
Ahora sabe a ciencia cierta que Esperanza y Salvador están en peligro y debe hacer lo que esté en su mano para que los acontecimientos no acaben siendo tan espeluznantes como pueden llegar a ser. Debe hablar con Salva lo antes posible y convencerlo para que le ayude porque no se fía de su propia gente dentro de la policía. Hay muchas personas implicadas y le preocupa sobre todo Esperanza, que es la mujer que se ha visto envuelta en esta mafia sin razón ninguna.
Salvador por su parte está cada día más seguro de que Esperanza ya no siente lo mismo por él. En sus encuentros para recoger a Alba, la siente muy distante y aunque hacen un papel delante de la niña la situación es rara y a él mismo cada vez que se mira al espejo le cuesta reconocerse en el hombre que fué.
_ Alba ven, ha llegado papá.
_ ¿Cómo estás? vaya calor que está haciendo.
_ Si, no dejes que Alba sude demasiado.
Sus conversaciones transcurren alrededor de la niña. Esperanza no se olvida fácilmente de la vida que le ha tocado llevar junto a su querida hija y está segura de que conseguirá un trabajo que le dé el apoyo que no ha tenido hasta el momento. Ella es positiva y está llena de fuerza, es brava, como su apellido, su amiga Lucía es lo mejor que le ha pasado últimamente y aquel hombre con una cara diferente parecía otra persona.
Aquel miércoles Tibi y Salva quedan en Castellón. Era un camino apartado en las afueras de la ciudad. Salva le comenta a Tibi que teme por Esperanza y éste le confirma sus sospechas. Están en peligro y necesita su ayuda para conseguir información, debe confiar en él para sacar a la luz lo más turbio de este caso en el que está metido. Por sus informaciones con Nuria el balneario es el lugar clave donde ocurren cosas siniestras y deberá devolver favores recibidos entrando en los despachos para colocar micrófonos. Para ello Tibi le dará las instrucciones de cómo manejar la situación. Nadie debe sospechar de sus intenciones.
Salva en esos momentos piensa que quizá esa sea la única manera de conseguir también que esperanza pueda perdonarlo, por lo menos un poco, y vea en él la misma cara de aquel hombre que un día amó.
4.- PACO
Todo estaba preparado para el gran día, el acontecimiento de año, pocas cosas ni buenas ni malas pasaban en el pueblo, pero este evento fue de lo más esperado. Una buena excusa para comprar trajes nuevos o sacar del armario las mejores galas.
El Hospital de Mar estaba de fiesta y por la alfombra roja en unos momentos pasaría medio pueblo y el otro medio quedaría fuera. La Colla de Dolçainers i Tabaleters, la Banda de música, el Grup de Danses y el Grup de Havaneres Canya de Sucre fueron los encargados de poner el toque cultural y musical a la tan sonada y nunca mejor dicho inauguración.
Alcaldes, concejales, funcionarios, senadores, directores generales, diputados, empresarios y personalidades relevantes se dieron cita en el evento, nadie quería estar fuera: unos por negocios otros por curiosidad y otros por obligación. Literalmente estaban todos y todas, y la televisión local no podía ser menos, esta sería la encargada de transmitir el deseado evento.
Sonaban a ritmo de “dolçaines i tabals”, cuando Salvador, Esperanza y Lucia coincidieron en unas de las mesas de comida, El encuentro no fue cómodo, cada uno de ellos estaba allí por razones diferentes, Esperanza quería conseguir un puesto de trabajo, Lucia acompañaba a Esperanza aunque según Lucia ella estaba invitada por ser pediatra, algo que interesaba al hospital , y Salvador tenía una cita con Tarik por instrucciones de Tibi, aunque eso no es lo que le dijo a Esperanza y esta se dio cuenta de que le estaba mintiendo y la conversación se puso tensa y al final cada uno se fue a lo suyo.
Salva a controlar las instalaciones y Esperanza se fue con su más que amiga Lucia.
La fiesta continuó su curso, y ahora era el turno de las palabras y discursos supuestamente breves que aburrían de manera solemne a los invitados que solo querían comer y emborracharse gratis pero no tuvieron mas remedio que guardar las formas y aguantar hasta el final.
5.- ELIA
6.- CARLOS
Tal y como había quedado con Tibi, aquel viernes a las cinco Salvador estaba en la nave 09 del nuevo polígono industrial. Debía preguntar por Aguirre que, según le informó Tibi, colaboraba con la policía e iba a ser su contacto para todo el tema de los micrófonos.
La nave resultó ser el nuevo espacio de “coworking” (despachos compartidos) que se había instalado en Castellón. Al entrar se encontró con una amplia sala de recepción con sillas, mesitas, varios macetones con plantas y un mostrador con recepcionista quien, al preguntarle por el Sr. Aguirre y no sin haberle consultado por teléfono, le indicó que accediese por el también amplio pasillo, tercer despacho a la izquierda.
- Buenas tardes Salvador, soy Ignacio Aguirre y tengo instrucciones para darle un cierto entrenamiento de James Bond.
- No me haga bromas con el tema que estoy un poco asustado.
- De eso se trata también, de que no tema Vd. más que lo imprescindible. Mire, estos transmisores son micrófonos omnidireccionales muy sensibles, aunque sería bueno colocarlos cerca del lugar en que se hable y orientados, a ser posible. Debe cerciorarse de disponer de unos pocos segundos, los suficientes para poner un micro, y luego colocarlo sin miedo a que le sorprendan y sin excesiva prisa. Esa es una parte muy importante: asegurarse de disponer del tiempo necesario y, siendo así, actuar sin miedo y sin más prisa de la necesaria.
- Pocos segundos ¿Cuántos?
- 6 para entrar en un despacho, colocar un micrófono y salir, y 9 para colocar dos.
- ¡Imposible¡
- Lo que le parece imposible ahora es lo más fácil con un poco de práctica. Más me preocupa que calcule adecuadamente el tiempo del que dispone si alguien está acercándose por el pasillo. Aunque le estén mirando, si ha calculado que le da tiempo, entra en el despacho, llama varias veces al Dr Tarik mientras coloca los micros y cuando salga, si el que se acercaba está a la altura del despacho, le pregunta por el doctor y listo. No sospecharán nada. Nadie va por ahí colocando micros o robando bolis. Nadie sospecha. Incluso si está con Tarík puede aprovechar cualquier circunstancia en la que esté de espaldas, para actuar sin miedo. Convicción y desparpajo Salvador, convicción y desparpajo. Pero se acabó la teoría. Tome estos micros...
Aguirre le mostró los mejores sitios para colocar micros en su propio despacho. Le dijo que antes de actuar debía decidir dónde iba a ponerlos. Salieron al pasillo para hacer algunos ejercicios, Salva debía quedarse delante de la puerta y Aguirre empezaba a andar desde cierta distancia para que Salva, esperase al último momento para entrar, colocar los micros y salir, así una y otra vez, luego con ambos en el despacho, hablando frente a frente, pegar un micro debajo de la mesa al abalanzarse para mover la silla, agacharse para coger algo y otros trucos. Colocando algunos micros en otros despachos sin ocupar, también en una sala de reuniones y así pasaron entre dos y tres horas.
-¿Para cuando es la cita?
- El martes a las cuatro de la tarde.
- Tiene cuatro días. Estúdiese estos planos de los despachos y otras estancias del hospital y practique en casa. Ante cualquier duda, llámeme.
Durante el fin de semana revisó los planos con muebles. El despacho de Tarik en la primera planta tenía una mesa entrando a la izquierda, una pequeña mesa de reuniones con seis sillas al fondo de la sala, junto a la ventana y a una pared acristalada que parecía separar del recinto una sala de intervenciones o algo parecido.
Llegó a la consulta media hora antes pensando que si era primera visita, tal vez Tarik no hubiese llegado y podría hacer algo pero... había una paciente esperando. Una mujer joven que le dijo que tenía hora para las tres y cuarto pero estaban atendiendo a otra paciente.
Tenía miedo, se sentía asustado e inseguro, ahora sabía que aquella gente era capaz de todo, un pequeño error y... quien sabe lo que pudiera ocurrir por un pequeño error.
Al poco llegó una pareja de mediana edad diciendo que llegaban con retraso. Minutos más tarde salieron del despacho dos señoras mayores y la enfermara llamó a la mujer joven mientras Salva se revolvía en su silla.
- Convicción y desparpajo, convicción y desparpajo, que fácil si no te estás jugando la vida.
Ojeó una de las revistas de la mesita de centro. El torbellino en su cabeza no menguaba y empezó a sudar, las 4 menos diez, casi se alegró de que la pareja dijesen que tenían hora para las 3 y media e iban delante suyo.
Hacía mucho calor o tal vez estaba demasiado nervioso.
De nuevo se abrió la puerta de la consulta, salió la mujer joven y la enfermera llamó: Margarita Fuentes. Se levantó la pareja de mediana edad y cuando casi habían entrado, a Salva se le cruzaron algunos cables, entró rápidamente tras ellos antes de que la puerta se cerrase.
- Yo estaba primero, es mi turno- vociferó fuera de sí.
- Que le pasa a Vd. caballero, no ha oído que nos han llamado a nosotros- le espetó el señor que acababa de entrar al tiempo que su pareja añadía improperios a voz alta: ¡maleducado! ¡que sinvergüenza!
- De aquí no me voy- gritó Salvador cruzando la sala y agarrándose ostentosamente al enorme perchero junto a la mesa de reuniones.
- Yo estaba primero.
En medio del aquel desvarío se oyó la voz grave del Dr. Tarik Haranay
- Salvador ¿qué hace? ¿qué le pasa?
Se hizo el silencio y Salvador dejó el perchero.
- Por favor, por favor, discúlpenme, no sé lo que me ha ocurrido, estoy pasando una muy mala época, discúlpenme- y dirigiéndose a la puerta salió del despacho.
- Uff, uno colocado, el más difícil- Salva se sentó exhalando un gran suspiro.
La tensión y el haber colocado el micro en el perchero parecía haberle relajado completamente. Se sentía agotado y le sorprendía su temblor de piernas.
- Convicción y desparpajo Salva, convicción y desparpajo.
- Por ti, Esperanza, por ti y por la niña. Que sea lo que Dios quiera.
Salió la pareja y pasaron sin saludar, La enfermera llamó a Salva.
- ¿Cómo está Salvador?¿Qué le ha ocurrido antes?
Salva había acercado la silla a la mesa del doctor, con las manos juntas entre las piernas, hablaba con el cuerpo inclinado sobre la mesa y la cabeza baja, casi tocándola..
- No me lo puedo explicar Dr. Tarik, llegué mucho antes que ellos, estoy muy nervioso, cuando les vi que entraban pensé que se colaban y perdí el control.
Su forzada posición le permitió pegar el micrófono debajo de la mesa, en la esquina de la cajonera a mitad de la misma.
- No tengo disculpa, estoy pasando una mala época doctor, no debí operarme. Las cosas han empeorado.
- Pero qué dice hombre, si todo ha salido muy bien. Hoy confirmaremos que la pequeña infección no es importante y podrá emprender la nueva vida que deseaba. No debió volver a esta ciudad Salvador, era mejor su antigua idea de desaparecer.
La consulta siguió por sus cauces normales, Tarik confirmó que la infección no tenía importancia aunque le recetó antibióticos.
Al salir de la consulta Salva no estaba más relajado sino todo lo contrario, en vez de bajar a la planta cero, subió a la segunda, en la que se encontraba la gran sala de reuniones. Estaba angustiado de nuevo y dudaba de que pudiese repetir algo parecido a lo del consultorio. Al salir del ascensor, como ocurriese en la primera planta, observó el exagerado número de pequeñas cámaras acopladas al techo, una cada 15 o 20 metros.
- Verás muchas cámaras pero no debes preocuparte porque aún no están activas- le había dicho Aguirre.
Cierto era que el edificio no parecía terminado totalmente, pequeños grupos de obreros realizaban trabajos aquí y allá, también en aquel pasillo.
Pasó por delante de la doble puerta de la sala de reuniones e intentó abrirlas con descaro. Estaban cerradas, forcejeó empujándolas con cierto ruido.
- ¿Qué le pasa amigo?¿No ve que están cerradas?
- Eso parece, quería ahorrarme el viaje de ir a por las llaves- y Salva volvió al ascensor.
- No ha podido ser, no puedo. Estos obreros están demasiado atentos. Espero que Tibi no se lo tome demasiado mal y los dos del consultorio sean suficientes. Con tanta gente trabajando por aquí, me cuesta entender que no hayan podido convencer a nadie para que llene todo esto de micrófonos.
7.- SIN ASIGNAR
8.- ANA
9.- TERESA
10.- FRAN